
Hasta los diecisiete años viví en Rio Grande, la Tierra del Fuego, un lugar donde la naturaleza hace sentir su presencia.
El viento constante, el silencio, un espacio que sobrepasa toda posibilidad de comprensión, tiempo mineral…
El confín irrumpe en mi pintura de un modo persistente, nunca se completa, nunca cesa de plasmarse, de atraparse.